En el mundo de la defensa personal, las posibilidades son infinitas. Enseñar movimientos sencillos como un agarre de muñeca o una llave de estrangulamiento puede ser suficiente para detener a un asaltante. Pero en otros casos, puedes recurrir a tácticas más extremas como golpear o patear a tu atacante con todas tus fuerzas.
Independientemente del movimiento específico que elijas para defenderte, debes asegurarte de que es seguro y eficaz para ti y tu tipo de cuerpo (altura, peso). Recuerde que los movimientos de defensa personal deben ser practicados para que se conviertan en una segunda naturaleza si se necesitan en una situación de peligro para la vida.