El Tetris es un sencillo juego de rompecabezas que consiste en intentar alinear ciertas formas en una línea o líneas horizontales perfectas. Puede sonar y parecer bastante fácil, pero el Tetris no es un juego para jugar a la ligera. Al principio, las formas que caen descienden a un ritmo lento, lo que me da tiempo para planificar mi estrategia. Casi parece demasiado sencillo y ganar va a ser facilísimo. Pero entonces la velocidad de caída de las formas empieza a acelerarse, lo que significa que tengo menos tiempo para pensar. Me empiezan a sudar las palmas de las manos y mi corazón se acelera con la adrenalina, tratando de hacer todo lo posible para no cometer un error. Para empeorar las cosas, tuve que cambiar mi forma de pensar porque estaba empezando a confiar en ciertas formas más que en otras. Estas aparecían con menos frecuencia que las otras. Si no se me ocurre una táctica rápida, ya he perdido porque cometer un error puede significar un desastre total. A veces, incluso intentar arreglarlo, empeora el asunto.
De niño, me pasaba horas jugando y retando a otros amigos para ver quién llegaba más lejos. Lo mejor era cuando desafiaba a alguien codo con codo, pero aunque el juego en línea a veces significaba no saber con quién estabas jugando, la sensación de victoria nunca fue menos dulce. Incluso con todas las diferentes iteraciones, el Tetris siempre será un divertido juego de retos que nunca pasa de moda. Puede que se haya desarrollado hace mucho tiempo, pero yo sigo jugando como si lo hiciera por primera vez.